A la hora de construir un espacio exterior protegido, es habitual dudar entre una pérgola bioclimática y un cenador. Aunque estas dos instalaciones tienen similitudes, también tienen una gran diferencia: una tiene una cubierta modulable, la otra una cubierta fijo.
Cenador: una instalación fija en el jardín
El cenador toma la forma de una estructura cubierta y abierta al exterior. Al igual que una pérgola, no hay paredes que cierren este espacio. Sin embargo, esta instalación tiene un tejado de obra, normalmente con una estructura de madera y tejas. Por ello, el cenador suele ofrecer un estilo que es una prolongación del de la casa. Otra diferencia importante es que puede instalarse en cualquier lugar del jardín, no solo contra la fachada. Al igual que la pérgola bioclimática, el cenador tiene muchos usos. Terraza, zona de juegos o zona de barbacoa; esta instalación polivalente es un valor añadido para tu casa. Una característica especial del cenador es su tejado de obra que impide el paso de los rayos del sol, limitando así las posibles sesiones de bronceado.
Pérgola bioclimática: una apertura modulable
A diferencia del cenador, la pérgola bioclimática tiene una cubierta modulable. La cubierta puede abrirse o cerrarse mediante lamas de aluminio orientables. En función de la intensidad de la luz, puedes ajustar el grado de sol que entra, lo que permite disfrutar al máximo del sol y protegerte en caso de lluvia. Pensada principalmente como terraza semicubierta, la pérgola bioclimática se instala en la fachada de la casa. Esta instalación resulta más cómoda de usar en el día a día que un cenador, sobre todo si está equipada con lamas motorizadas y persianas laterales motorizadas, que se abren y cierran automáticamente.
